Análisis de Miitopia

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Versión analizada New Nintendo 3DS. Copia digital proporcionada por Nintendo.

El plena eclosión de los avatares, los Mii reinaban. La PlayStation Home de PS3 se quedó en una comunidad que no terminó de cuajar, los avatares de Xbox 360 aparecieron en varios juegos antes de perder toda su relevancia en Xbox One (volverán de nuevo este año) mientras que los Mii, los Mii lo petaron. Sobre todo por aparecer en Wii Sports, hacernos un avatar para todas las pruebas deportivas que incluía el título era una pasada, hasta el punto que otros juegos incluyeron a estas esquemáticas representaciones de nuestra persona. Intentaron repetir éxito en Nintendo 3DS pero la cosa se enfrió, apenas salieron juegos en los que pudiéramos utilizarlos y casi nos olvidamos de ellos. Por lo menos hasta hace poco. Hace unos años llegó Tomodachi Life, un sucedáneo de Animal Crossing con minijuegos en los que la población de la isla estaba compuesta por los Miis que quisiéramos, de nuestros amigos o de la comunidad. Entre las opciones del juego se escondía Tomodachi Quest, un juego de rol por turno de corte clásico (como los primeros Final Fantasy y Dragon Quest) con aspecto de 8 bits que utilizaba nuestros Miis como los protagonistas. Pues el Miitopia del que hoy nos toca hablar no es más que la evolución de ese mismo minijuego, pero convenientemente ampliado y potenciado.

Porque Miitopia va de un mundo de fantasía en el que el Archimago malo (en nuestro caso un Mii de el Joker) roba las caras de los Miis para colocárselas a monstruos de toda índole. Nuestro avatar, respaldado por un poder divino que nos habla y la ayuda ocasional de el Gran Sabio (con la apariencia de un Mii de Batman) nos lanzamos a la aventura de frenar a ese maligno ser y, de paso, devolverle el careto a todos los damnificados. Otro día en la oficina. La gracia de todo esto resulta que al llegar a un pueblo, veremos a los viandantes con la cara de Finn de Hora de Aventuras o la de Diddy Kong como alcalde del lugar. La risión. Y de eso va, de superar niveles que no son más que trayectos en los que se suceden eventos aleatorios (y otros no tan aleatorios) como combates por turnos o cofres con “sorpresa”, todo esto coronado siempre por una posada en la que recuperar fuerzas, adquirir pertrechos y cuidar a nuestra pandi.

Porque lo importante del juego es la “pandi”. Vale, puede que no sea la mejor forma de denominar a un grupo de héroes legendarios, pero encaja con el aire desenfadado y cómico del título. De forma progresiva se nos irán uniendo nuevos miembros a nuestro héroe, cada uno de ellos con una apariencia que podemos escoger de los Miis de la comunidad, un rasgo de su personalidad (el del mio es ser “guay”) y un oficio entre los que encontramos guerrero, mago, clérigo, mago, ladrón, cocinero y cantante. Sobre decir que mi Mii es el cantante más “guay” de toda Miitopia, sobre todo porque le respaldan un Spider-Man guerrero firme, un Mario clérigo pasmarote y un Drácula mago amable. Un grupo de valientes que hacen palidecer a la aguerrida “Comunidad del Anillo”.

Realmente, la pandilla irá solita por el recorrido, haciendo chanzas y comentarios hasta que salte un evento, combate por turnos principalmente. Ya en el enfrentamiento podremos elegir las acciones, las típicas de atacar, usar las habilidades que consumen puntos de magia, usar objetos (como saleros especiales que sazonan puntos de vida) o escaquearse de la lucha. Al terminar seremos agasajados con puntos de experiencia, dinero que gastar en equipamiento y manjares para cenar en la posada que mejorarán nuestras características. Lo mismo de otros juegos del género pero con un cariz mucho más ligero y desenfadado. El juego hace gracia por las bromas, los chistes y las situaciones, algunas con un tono demasiado “rosa” ya que la afinidad entre dos compañeros de cuarto en la posada será representada por corazoncitos y habilidades de camadería de lo más llamativa. Eso, dejémoslo en “llamativa”.

El apartado gráfico está basado en los Miis de Nintedo 3DS, que a su vez son aún más simples que los de Wii, por lo que nos podemos hacer una idea de lo que nos vamos a encontrar. Al menos el efecto 3D está disponible, resulta la mar de simpático y se puede acelerar al doble de velocidad tanto el paseo por los niveles como los combates si dejamos presionado el botón “B” de nuestra consola. Podremos importar los Miis del citado Tomodachi Life, de la versión de Miitopia de los smartphones, usar los que hay en nuestra consola, buscarlos entre los creados por la comunidad o hacerlos para la ocasión por lo que recomendamos dejar activado el Spotpass para ampliar el repertorio con toda clase de diseños. En ese sentido han puesto todas las facilidades posibles. En cuanto al audio, melodías sencillitas y muchas voces guturales que encajan muy bien con las bromas de humor blanco que se suceden a cada rato… lo malo es que terminan por repetirse, una pena.

Miitopia resulta divertido si queremos un juego de rol light o queremos que uno sobrino pequeño se adentre en el género, pero a poco que queramos un título de más enjundia, nos sabrá a poquísimo. Queda a años luz de ilustres títulos que hemos visto en esta consola como Dragon Quest VIII o Bravely Default, pero si ya mencionamos los juegos de Atlus la comparación puede resultar sangrante. Eso sí, si somos conscientes de lo que ofrece, un título ideal para pasar un rato relajado en el que basta con dejar el botón pulsado para que se aceleren los combates mientras vemos First Date, puede engancharnos peligrosamente. Por lo menos resulta más satisfactorio que Tomodachi Life, más “juego” y con un uso más divertido de los Miis.

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