Confesión urgente

El cura del pueblo dormía plácidamente en su cama a las cuatro de la mañana cuando le despierta una serie imponente de golpes en la puerta de su casa. Alarmado, se asoma al balcón y ve como un joven golpea desesperado la puerta.
– ¿Hijo mío, que te ocurre?
– ¡Confesión! ¡Padre, necesito confesión!
– ¿Pero hijo mío, son las cuatro de la mañana, no puedes esperar a que abra la sacristía a las ocho?
– ¡No, padre, no, he pecado mucho, he cometido todos los pecados, necesito una confesión urgente!
– ¿Pero hijo mío, es que estoy rendido, porque no…?
– ¡Padre, Padre, que he hecho de todo, todos los pecados, que tiene que ser ahora mismo, padre!
(…Y así media hora dándole la tabarra, dale que te pego, que todos los pecados, total el cura ya harto y somnoliento…)
– ¿Pero, vamos a ver, tú de verdad que has cometido todos los pecados?
– ¡Si, si, todos, todos!
– Y así, ¿te habrán dado por culo, no?
– ¡Padre! No, eso no.
– ¡Pues anda a que te den por culo y vuelve a las ocho como Dios manda!

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Confesión urgente

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