Capcom Home Arcade – Insert Coin… Again!



Analizado en Capcom Home Arcade. Versión de prueba proporcionada por Koch Media.

Pongámonos en antecedentes. Nintendo saca al mercado miniaturas de sus dos primeras consolas, y la aceptación es tal que otras desarrolladoras se suman al carro. Tenemos propuestas tan dispares como el fantástico mini modelo de Mega Drive de hace unas semanas, la controvertida PlayStation o la recreativa a escala de SNK. Bien, nostalgia condensada y servida para deleite del mitómano. Pero Capcom ha querido decir algo, dar un nuevo enfoque a esta moda y proponer un enfoque totalmente diferente. Capcom no ha tenido nunca videoconsola como tal, pero ha reinado en los salones recreativos durante décadas, por eso su idea es llevarnos hasta nuestra casa un producto de lujo que nos haga sentir igual que en los años mozos en los que no parábamos de echar monedas para poder continuar la partida. Y recalcamos lo de “lujo”, porque tanto por precio como por acabo tenemos un producto de lo más especial. Capcom Home Arcade se presenta en una imponente caja de cartón, en cuyo interior encontramos dos palancas con ocho botones sobre una representación enorme del logo de la desarrolladora japonesa.

Vayamos al lío. El armatoste mide la friolera de 74cm x 22cm x 11cm, lo que implica tener una mesa realmente grande para poder colocarlo. Desde que lo saqué de la caja lo vi claro, para sentirme como en un salón recreativo coloqué la tabla de planchar justo delante de la tele de 55′ y encima, el Capcom Home Arcade. Y jugar de pie, claro, como mandan los cánones. No tengo taburete alto, como mil veces jugué a Final Fight en aquel bar a medio camino del colegio y mi casa pero no lo he echado en falta. Capcom Home Arcade transmite esas sensaciones en nuestro propio saloncito. Y lo hace gracias a las dos palancas Sanwa JLF-TP-8YT de ocho direcciones GT-Y y dieciséis botones OBSF (ocho para cada jugador, seis de ellos para jugar, uno de “Start” y otro de “Insert Coin”) para que los más exigentes no tengan una palabra de queja. Salida HDMI, otra para la corriente y un puerto USB que nos hace albergar esperanzas a largo plazo. Todo esto sin olvidar la conexión Wifi para actualizar el firmware del dispositivo y para comparar nuestros registros con la comunidad en línea, porque sí, podemos subir nuestra puntuación y compararla con jugadores de medio mundo.

El emulador es el FB Alpha, en el que encontramos un sistema de testeo tanto de los botones como del stick, la posibilidad de cambiar el idioma del menú (esperemos que en un futuro incluya el castellano en alguna actualización) y cuatro tipos de visionado diferentes (con suavizado o sin él, con las proporciones normales o la imagen estirada). Que podamos ordenar los juegos por orden alfabético o de forma aleatoria se queda en una mera anécdota, no hay tantos juegos como para que su ordenación sea importante. Y es que si el hardware es maravilloso, el software tiene la limitación de estar acotado a tan solo 16 títulos, una minucia si tenemos en cuenta el extenso portafolios del que dispone Capcom en su haber. Y de lo que no hemos hablado todavía, el precio. Hablamos de 229,95 euros, una pasada. Por un lado, el acabado es una maravilla: el tacto, el enorme peso, las sensaciones… en ese sentido todo es fabuloso. Ahora bien, si tomamos como referencia otros productos similares que por más de la mitad del desembolso tenemos más del doble de juegos, la cosa empieza a flaquear.

Análisis de Mother Russia Bleeds



Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Cosmocover.
Que la los beat’em up marcaron una época, lo sabemos todos. Igual que sabemos que a cada rato, sale un nuevo juego que intenta poner el género de moda de nuevo. La fantasía medieval de Golden Axe, los sucios callejones de Final Fight, el kárate ochentero de Double Dragon… la lucha callejera tuvo una edad dorada y los estudios independientes no paran de sacar interesantes propuestas. Como la que hoy nos ocupa, desarrollada por el grupo Cartel y ubicada en una Rusia alternativa la mar de curiosa. El juego llega a Nintendo Switch después de su paso por PC y PlayStation 4, consola que enarbola la bandera del juego cooperativo en local con sus pequeños manditos y la posibilidad de jugar en donde queramos con su llamativa portabilidad. Nos vamos a la madre Rusia a partirnos el careto con esbirros, mutantes y la compañía más deleznable que podemos encontrar… ¿venís?Mother Russia Bleeds se llama y está ambientado en una época alternativa a los principios de los ochenta. En esta extravagante distópica propuesta, encarnamos a uno de los cuatro romaníes que se buscan las habichuelas en los suburbios más pobres de este Moscú dictatorial y transgresivo. Allí, luchan por dinero en los barrios más pobres al servicio de un tal Mikhail, pero todo se tuerce cuando el ejercito gubernamental irrumpe en los enfrentamientos y arrestan a los presentes para que sirvan de ratas de laboratorio. Nosotros entramos en juego un mes después, cuando el cuarteto escapa del laboratorio ubicado debajo de la prisión estatal. Durante este tiempo han sido tratados con una droga experimental llamada Nekro que les provoca espantosas alucinaciones y les proporciona una fuerza sobrehumana. Aquí comienza su epopeya, que consiste en acabar con la experimentación, con la droga y con las fuerzas opresoras que pisotean al pueblo. Todo ello mediante niveles lineales en los que la acción y los combos se salpican con pequeñas pinceladas de trama mediante diálogos con los personajes secundarios.En realidad, estamos ante un calco de Streets of Rage, salvo por la ambientación y por la novedad de usar Nekro a nuestro favor. Cuando vencemos a determinados enemigos que están hasta las cejas de esta droga, caerán y comenzarán a sufrir convulsiones, momento en el que podemos acercarnos y rellenar nuestras jeringuillas con dicha sustancia para resultar más dañinos gracias a la furia que libera en nuestro cuerpo. Y poco más que no hayamos visto infinidad de veces. Por un lado, lo básico. Andar o correr, golpear, saltar, saltar y golpear, recoger elementos del escenario para utilizarlos a nuestro favor y poco más. Por otro, vemos una variedad inusitada. En lugar de un botón de ataque, tenemos dos. A eso sumamos que podemos dejarlo pulsado para hacer más daño o atacarles antes de que recobran la verticalidad. El botón para esquivar y de agarrar multiplican las posibilidades casi sin darnos cuenta. Pero el plato fuerte lo tendremos servido si llamamos a tres amigos para que nos ayuden en esta contienda, así podremos revivir las sensaciones de juegos tan ilustres como TMNT o los dos Dungeons and Dragons que creó Capcom en su momento con el cooperativo para cuatro. Cuando ya nos sepamos de memoria la campaña, siempre podremos darnos un vuelta por el resto de modos disponibles, como son “Arcade”, “Supervivencia” y el que nos enfrenta directamente a los jefe de nivel.El apartado gráfico creado a partir de píxeles es una gozada. Una brutal y sangrienta gozada. Los escenarios suelen ser sombríos, pero el rojo de la sangre y de la hoz con la jenriguilla (en lugar del icónico martillo) colorean la oscuridad como la hemoglobina tiñe una herida recién abierta. Los enemigos muestran los golpes en sus pixelados cuerpos destrozados, hasta el punto de poder ver sus sesos desparramados por el suelo si los machacamos antes de que puedan levantarse. Pero el puntilloso arte de representar la violencia más extrema no acaba ahí, queda por hablar de la suciedad, de la mugre, de los insectos y de las ratas correteando por sus malolientes escenarios. Otra cosa no, pero mal cuerpo tendremos seguro. Nos quedamos con su descarnada representación de la violencia, su elenco de protagonistas y los mastuerzos que hacen de jefes finales.Mother Russia Bleeds es un golpe bajo al estómago. Seco, que nos dejará sin aliento y con un regusto a sangre en la boca que durará días. No innova, en este género ya nadie puede, pero ofrece justo lo que el público pide. Otro Streets of Rage/Final Fight que mitigue nuestras ganas de bronca. No es la revolución que su argumento propone, y eso que la trama tiene más contenido del que se podía esperar inicialmente, pero es un trabajo realizado con mucho mimo y mucho cariño. Si a eso sumamos el talento y las ganas por no dejar títere con cabeza (literalmente), nos queda un juego que hace unos años no hubiese salido en una consola de Nintendo por su contenido y su crudeza, pero que hoy encaja perfectamente con la premisa de diversión inmediata en cualquier lugar que nos propone Switch. Si eres de los que se llevan la consola a todos lados y quieres rememorar las partidas con amigos en los recreativos del barrio, no dudes en viajar a esta Rusia dictatorial, drogada y salvaje. Te encantará la visita.

Calcado a Streets of Rage. La ambientación soviética es un puntazo.

Se limita a lo establecido, podía arriesgar un poco más y ofrecer algo más.

Un completo y divertido juego de lucha que cumple de sobra con lo que propone. No arriesga a innovar, pero se lo perdonamos por la vieja URSS.