Total War: WARHAMMER II – The Prophet & The Warlock

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Siempre hay algo que propicia nuestro retorno al fantástico

Total War: Warhammer II

. Quizás sea su compleja y cautivadora fórmula de estrategia bélica, o su despiadado trasfondo y esa mágica profusión de criaturas, facciones, cultos y tramas subyacentes que acontecen en el extenso universo ficticio de

Warhammer Fantasy

, pero está claro que siempre desembarcamos, una vez más, en las costas del Nuevo Mundo, con los estandartes ondeando con la evocadora brisa marina y los tímpanos resonando con los cuernos de guerra y los gritos estentóreos de los abanderados. Y es que

Total War: Warhammer II

es, por méritos propios, uno de los grandes adalides de la estrategia en la presente generación; además, ya estamos contando los días para la llegada de

Total War: Three Kingdoms

, la próxima entrega principal de la franquicia de Creative Assembly que deja de lado la ambientación de alta fantasía y se centra en

El Romance de los Tres Reinos

, una de las obras clásicas y más influyentes de la literatura china.

No obstante, quizás el motivo que más justifica la rejugabilidad de Total War: Warhammer II sea la ingente cantidad de contenidos descargables que van saliendo cada pocos meses; por un lado, las facciones propiamente dichas, entre las que se encuentran La costa del vampiro y Los reyes funerarios, y por otro, paquetes de señores como The Queen and the Crone y el que nos ocupa hoy, The Prophet and the Warlock, este último centrado en dos de las facciones más interesantes y especiales del título: los Skaven y los Hombres Lagarto. Por consiguiente, nos encontraremos con Ikit Claw, el Ingeniero Brujo, y con Tehenhauin, Profeta de Sotek, los cuales pasaremos a desglosar a continuación.

Ikit Claw, el Ingeniero Brujo

Ikit Claw es el paradigma de la idiosincrasia skaven; es mordaz, traicionero, paranoico… y verdaderamente hábil con toda clase de maléficos y horrendos artificios industriales. Este señor legendario ostenta la diabólica reputación de ser uno de los grandes artífices detrás de la maquinaria de sus congéneres, y lo cierto es que logra cumplir con las expectativas. Como líder del clan Skryre, Ikit trae consigo nuevas mecánicas al juego base, entre las que se hallan, por ejemplo, el taller prohibido, una suerte de construcción que introduce cadenas de mejoras para algunas de las unidades emblemáticas de la facción, o los cohetes aniquiladores, una temible herramienta capaz de erradicar unidades enteras.

De igual forma, este cruel skaven también guarda otras sorpresas, como el Maestro Brujo, un nuevo tipo de héroe que se especializa en potenciar el desempeño de las unidades mecánicas en la batalla, y un sinfín de regimientos de renombre personalizados para la ocasión. Jamás fue tan divertido ser un skaven… metafóricamente hablando, claro.

Mirad qué carita… ¡Cómo podría alguien pensar que un ser de luz como este podría estar tramando algo!

Tehenhauin, Profeta de Sotek

Este señor legendario se alzó como profeta después de una serie de catástrofes perpetradas por los archienemigos de los Hombres Lagarto: los Skaven. Tehenhauin, gran profeta y mejor general, es la punta de lanza del Culto de Sotek, una nueva facción que añade dos mecánicas a Total War: Warhammer II. La primera es la profecía de Sotek; esto es, una serie de sacrificios que podrán ser perpetrados después de nuestras victorias en campaña, y que irán desbloqueando una serie de misiones cuyas recompensas van desde los estandartes a rendimientos de renombre especiales. La segunda mecánica está directamente relacionada con la primera, y es que el último sacrificio de Tehenhauin permite convocar a Sotek, el Dios Serpiente, para que cause auténticos estragos en las filas enemigas.

Y, como no podía ser menos que su contrapartida skaven, este señor legendario también da lugar a nueva unidad heroica, denominada Jefe Eslizón de Cresta Roja, poderosos guerreros cuerpo a cuerpo que pueden destacar tanto en el rol de infantería como en el de caballería, mejoras en el árbol de habilidades mediante.

El conflicto entre las facciones adquiere una espectacularidad y una variedad sin parangón.

Conclusiones

Es cierto que The Prophet & The Warlock no está a la altura de los grandes paquetes de expansión de Total War: Warhammer II, pero introduce dos nuevos señores legendarios, con sus respectivos clanes, unidades especiales, árboles de habilidades y mecánicas, que contribuyen a seguir acrecentando el ya abrumador plantel de facciones y la complejidad del título. Es recomendable para los grandes seguidores de la franquicia, pero puede pecar de ser un tanto insulso para el resto de la comunidad.

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