Análisis de Splatoon 2



Analizado en Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Nintendo.

La verdad es que no se puede explicar, o por lo menos, resulta difícil encontrar argumentos sólidos. Wii U no consiguió el éxito esperado pero Nintendo Switch es un éxito tan rotundo que no se puede encontrar en las estanterías de las tiendas. Ver para creer. Eso sí, en Nintendo tienen muy claro que con Wii U tuvieron grandes aciertos y dos de esos aciertos ya están en Nintendo Switch. Por un lado la versión requetedefinitiva de

Mario Kart 8

con más personajes, modos de juego y todo el DLC que apareció en su día. Y por otro,

Splatoon

, esa premisa de

shooter

en línea con la que Nintendo cambió las armas de fuego por pistolas de pintura. La “tomatina” de Buñol en su máxima y colorida expresión. En lugar de una edición

Deluxe

como ocurre con nuestro amigo italiano, nos llega la segunda entrega de la franquicia aunque el parecido con el primer juego sea innegable. El caso es que ya ha llegado

Splatoon 2

para ofrecer frenéticos enfrentamientos multijugador y estrenar de paso la App Nintendo Switch Online que nos permite invitar a nuestros amigos y hablar con ellos mientras jugamos gracias a nuestro smartphone.

Para el que no conozca la anterior entrega, Splatoon sería la mezcla del juego de THQ conocido como de Blob con Plants vs Zombies: Garden Warfare. Algo así. Un mundo plagado de unas criaturas con forma humana llamadas inklings que pueden convertirse en chipirones para nadar por las zonas de tinta de su “facción”. La gracia está en el multijugador, no nos engañemos, pero se ha añadido contenido para un solo jugador con más enjundia y profundidad que en la pasada entrega. Este modo “Héroe” repite el esquema de un nivel inicial que sirve de conexión con los distintos niveles, conforme los superemos, accederemos a nuevas zonas y desbloquearemos contenido (que podremos usar en el multijugador). La buena noticia es que los niveles, aunque lineales, han ganado en enemigos y posibilidades. Eso lo notaremos sobre todo en todos los elementos que se han añadido para que el jugador haga algo más que disparar para colorear las paredes o eliminar a los Octarianos (los malos). Veremos unos pequeños cubos que al empaparse de tinta crecerán para servirnos de cobertura o para facilitarnos el acceso a zonas más altas, peces globos que explotan cuando los coloreamos lo suficiente o rampas que pondrán a prueba nuestra habilidad de surcar arroyos de tinta para saltar al milímetro hacia nuevas plataformas. Más contenido y mejor planificado como decimos, pero todavía le falta para ser el modo en solitario que todos queremos. En resumen, nadie amortizará el juego si solamente opta por jugarlo en solitario.

Porque para eso está el multijugador en línea. La cantidad de modos de juego y posibilidades se agradece, siempre con la premisa de eliminar a los miembros del equipo rival y colorear el escenario para facilitar nuestra movilidad. Todo se puede jugar en simples partidas de jugador en las que solamente deberemos preocuparnos del porcentaje del escenario que hemos coloreado y en las igualadas (la gente se lo toma muy en serio) en las que nuestra actuación determinará nuestro rango de habilidad, uno para cada modo de juego. Ya hablamos en el avance anterior del modo de juego en el que deberemos mantener una zona concreta del mapeado de nuestro color (una clara variante de el “Rey de la colina” de otros títulos del género), otro en el que deberemos conseguir y retener un pez dorado que además sirve como arma (similar a “Captura la bandera”) o el de la zona de control móvil que deberemos conquistar para nuestro bando y llevarlo a nuestra base. Con rango B se nos dará oportunidad de saltar a las ligas para seguir compitiendo, cosa que le encanta a la comunidad de jugadores tanto como los Splatfest (eventos especiales) que se convocan cada cierto tiempo. A poco que nos guste jugar en línea o tengamos algunos amigos con el juego, pasaremos lo indecible dentro del juego.