Análisis de Wolfenstein II: The New Colossus



Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Bethesda.
Ya hace más de medio año desde que la frenética acción de Wolfenstein II: The New Colossus nos conquistó y en esta ocasión ha tocado adentrarse de nuevo en la historia de William “B.J.” Blazkowicz en la que los nazis ganaron la gran guerra. El título de Bethesda y Machine Games que pudimos jugar meses atrás llega por fin a Nintendo Switch. Por esta razón el análisis de esta versión se va a centrar en profundizar en las novedades o cambios que ofrece el juego en la consola híbrida. Por ello te invitamos a leer el análisis de Wolfenstein II: The New Colossus que realizamos en su día para poder profundizar más en las características de este frenético shooter en primera persona.Antes de nada cabe dejar claro que nos encontramos ante el mismo juego que salió a la venta para PlayStation 4, Xbox One y PC. De hecho los contenidos adicionales que salieron a la venta después no están incluidos en esta versión y tampoco se conoce a ciencia cierta si estos se comercializarán en la eShop de Nintendo Switch. De esta forma nos adentramos en la continuación de Wolfenstein: The New Order, por lo que el título nos ofrece un pequeño resumen en vídeo para que los que no jugaron en su día se puedan poner al día. Esta característica ya estaba presente en el original, pero aquí cobra más importancia dado que la anterior entrega no se encuentra disponible en las consolas de Nintendo. Por desgracia no encontramos ningún aliciente para que quien ya lo ha jugado vuelva a gastar su dinero otra vez en el juego, aunque la portabilidad sí que puede ser un interesante motivo. Las misiones secundarias, el enorme arsenal, los coleccionables y la locura que suponen los diferentes niveles de dificultad siguen estando presentes, aunque nos quedamos con la espinita de haber contado con alguna novedad al respecto. Eso sí, en caso de no haber jugado aún no sabemos a qué estás esperando, ya sea a esta versión de Switch o cualquiera de las previamente disponibles.Con los lanzamientos de Doom y Skyrim para Switch ya pudimos ver que Bethesda ha decidido apostar por la nueva consola de Nintendo, aunque sea relanzando sus títulos más exitosos. En esta ocasión nos topamos con un interesante shooter en primera persona lleno de acción, muy frenético y divertido, que además ofrece una de las mejores experiencias del género. Como es de esperar tenemos una versión más “floja” que la de otras consolas, pero la adaptación a la máquina de Nintendo es más que buena, por lo que se puede antojar como una plataforma a tener en cuenta para los jugadores que quieran disfrutar del juego por primera vez.Los mayores alicientes para jugar Wolfenstein II: The New Colossus en Nintendo Switch son la portabilidad y el control por movimiento. Disfrutar del juego en cualquier lugar es todo un placer, a pesar de que el rendimiento en este formato es inferior al conseguido con la consola en el dock. Y por cierto, los subtítulos en modo portátil son realmente minúsculos. La tasa de imágenes por segundo está fijada a 30fps, así como la resolución es inferior a otras versiones, haciendo que la imagen sea borrosa en algunos entornos. Aún con esa reducción gráfica las sensaciones son realmente buenas y el título luce y se juega muy bien en la consola híbrida. Como ya hemos adelantado también se ha introducido la posibilidad de activar el control por movimiento, por lo que podemos apuntar utilizando el giroscopio de los Joy-Con para obtener una experiencia más inmersiva. Aunque no seas amante de este tipo de control te recomendamos probarlo, ya que es bastante interesante.ConclusionesWolfenstein II: The New Colossus nos ofreció uno de los títulos de acción más frenéticos, locos y divertidos de 2018 y por ello ha merecido la pena la espera hasta tenerlo disponible en Nintendo Switch. Es cierto que su lanzamiento se ha hecho esperar un poco más de la cuenta, así como no trae novedades para aquellos que ya lo han jugado antes, pero sin lugar a dudas es todo un puntazo poder jugarlo en cualquier lugar gracias a la vertiente portátil de la consola. El sistema de control por movimiento a la hora de apuntar también introduce una nueva forma de disfrutarlo, por lo que la bajada de su nivel gráfico respecto al resto de plataformas se suple con estas características.

Lo frenético que es, en términos generales cuenta con un gran trabajo de adaptación a Switch…

…aunque se nota la bajada de resolución y fps. No incluye los DLC.

Gran adaptación a la consola híbrida que incluye como principales alicientes el poder disfrutarlo en portátil y el control por movimiento.

Análisis de Rock of Ages II: Bigger & Boulder



Analizado en PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Atlus.

No somos nosotros los que vamos a cuestionar la importancia de la historia y el arte en nuestras vidas, para eso está ACE Team y su última locura,

Rock of Ages II: Bigger & Boulder

. También hay que reconocer que estábamos preparados, sabemos cómo se las gasta este estudio chileno gracias a la primera parte del juego que llegó durante la pasada generación de consolas. Ahora nos encontramos un título más grande, mejor engrasado y lo que es mejor, mucho más gamberro. Bajo el amparo de Atlus, esta nueva entrega llega a PC, PlayStation 4 y Xbox One en sus portales de venta digital. Nosotros ya hemos decidido tirar por la ventana la vieja Larousse que acumula polvo en comedor para abrazar sin miramientos los hechos históricos descritos en

Rock of Ages II: Bigger & Boulder

, los preferimos mil veces a los que tradicionalmente nos contaron.

Porque aquí Atlas sigue con el peso del mundo sobre sus hombros, o por lo menos hasta que un descuido termina con el planeta descuajaringado al escapársele de las manos, lo peor no es eso, es que tenemos la pangea dividida en continentes y el paso del tiempo ha provocado la supuración de multitud de eras diferentes con sus caudillos, cabecillas y líderes de medio pelo como el Rey Ricardo Corazón de León, Don Quijote de la Mancha o William Wallace (el de verdad, el que echa bolas de fuego por los ojos y rayos por el culo, no el de la cara pintada de blanco y azul). Para recuperar el mundo, deberemos arrasar con todos estos gerifaltes de medio pelo de la única forma que existe para ganar una batalla: tirarles una piedra enorme cuesta abajo. Eso es así ahora, antes y siempre. La piedra más grande, más dura y mejor tirada te asegura una victoria segura.

Y aquí es donde el juego comienza a volverse tremendamente loco (como si lo de antes fuese muy normal), ya que fusiona el sistema de juego de Super Monkey Ball de Sega (el de los monos que iban dentro de bolas de plástico recorriendo niveles) con la estrategia propia de los tower defense. El juego plantea dos bandos (en la campaña tendremos a Atlas en uno y en el otro a uno de los personajillos históricos reseñados), con dos campos de batalla definidos por dos colores. El objetivo será llegar hasta la base de nuestro enemigo desde la nuestra y tirar su puerta abajo con nuestra bola. En el camino podremos poner obstáculos para dañar la bola de piedra de nuestro rival, de forma que cuando llegue el daño que haga a nuestra puerta sea menor y necesite más rondas para echarla abajo. El primero que consiga destruir las defensas, gana la partida. La gracia de todo esto está en que cada vez que golpeamos la puerta, debemos esperar un tiempo a que nuestra piedra se vuelva a generar, momento en el que podremos invertir nuestras monedas de oro para conseguir murallas, catapultas, trampolines elefantes y soldados que perjudiquen a la bola rival. Puede parecer complicado pero ya en el tutorial queda todo meridianamente claro.

Claro que desbloquearemos decenas de bolas, de unidades para la parte de estrategia (como las vacas que se quedan pegadas a la bola para frenar sus acometidas) y de eras que visitar. Creemos que enumerar todos los escenarios y personajes que aparecen en el juego puede considerarse un spoiler, solo podemos decir que merece mucho la pena descubrir las locuras que este equipo de trabajo ha conseguido incluir en periodos como el griego, el medieval, el renacimiento o el impresionismo. No se libra nadie, ni figuras históricas, de ficción ni los artistas más reconocidos por todos. La estética del título juega con cuadros conocidos para embellecer los escenarios y crear a los personajes que no son más que “recortables” al más puro estilo Parappa the Rapper pero con más solera. Para saber de lo que hablamos basta con buscar “ el cuadro barroco” de Muchachada Nui. No es que impacte por los recursos, es que no pestañearemos para no perder las referencias y los alocados movimientos de los personajes. Lo mismo ocurre con la banda sonora, igual nos sueltan el “Bolero de Ravel” que la “Marcha fúnebre por una marioneta” que Alfred Hitchcock utilizaba en su episodios creados para televisión. Espectacular.

Estamos ante uno de los juegos más divertidos y gafapasta que recordamos. Recorrer “La persistencia de la memoria” de Dalí mientras arrasamos torres y bordeamos precipicios es una locura conceptual sin la que ya no podemos vivir. Lástima que el sistema de juego no sea más amigable, ya que a veces preferiremos los modos de juego más simples por su inmediatez (carreras sin la parte de estrategia contra otros jugadores o la inteligencia artificial) que echarle horas al modo campaña. Pero el juego merece mucho la pena, por su modo multijugador para cuatro jugadores tanto a pantalla partida como en línea, como por desbloquear todo lo que esconde a primera vista, un sinfín de unidades, personajes y bolas a cual más sublime. Porque este Rock of Ages II: Bigger & Boulder equivale a visitar el museo del Prado junto a Esteso y Pajares sin llegar a ser zafio ni ofensivo. Bueno, casi.

Una locura artística y conceptual. El multijugador. Los dos sistemas de juego funcionan muy bien…

… aunque terminemos prefiriendo los modos de juego más sencillos.

Solamente como idea, se sale. Pero además es un juego interesante que sabe mezclar habilidad y estrategia de una forma única.

Análisis de Deadliest Warrior: Legends

Deadliest Warrior: Legends

es la secuela del juego de lucha en formato digital

Deadliest Warrior

, basado en la serie de televisión. Esta, a lo largo de sus tres temporadas, propone comparar guerreros de diferentes épocas y civilizaciones para determinar quién ganaría en un combate entre ambos. En las primeras temporadas enfrentaban, por ejemplo, a espartanos contra piratas, pero luego optaron por personajes históricos como Vlad Tepes, Alejandro Magno, Atila y un largo etcétera.

A pesar de que la idea sea un poco descabellada y de escaso valor histórico, lo realmente entretenido de la serie era ver cómo probaban la letalidad de las armas o su precisión tanto en parapetos de cartón como en cuerpos de gelatina hasta con sangre en su interior. El correcto equilibrio entre armas de corto, mediano y largo alcance es la clave de la victoria, y en eso se basa precisamente el sistema de juego de Legends: elegir bien nuestras armas y saber cuándo atacar y contraatacar, a sabiendas de que un solo disparo de flecha puede terminar con el asalto.

El juego toma el rumbo de las nuevas temporadas y nos da a elegir entre guerreros históricos, nueve en el juego (Vlad el Empalador, Alejandro Magno, Atila el Huno, Aníbal Barca, Sun Tzu, Shaka Zúlu, Hernán Cortés, Genghis Khan y William Walace) y otros dos descargables en el mismo pack (Juana de Arco y Mack, uno de los analistas del programa). Cada uno cuenta con su respectivo escenario, seis armas (dos de corto alcance, dos de mediano y dos de largo) y dos armaduras. Estas las iremos desbloqueando en el modo Arcade, en el que simplemente combatimos con el resto de los luchadores con alguna que otra ronda bonus en el medio, en el cual se introducen algunos cambios respecto a la primera entrega, como el modo Cortar (un golpe, una extremidad amputada). Es un modo simple y algo desaprovechado, ya que no incluye otra de las novedades (el modo Zombie, donde seguimos luchando sin cabeza, sin manos e incluso sin torso) y nos obliga a luchar contra nosotros mismos. Por supuesto, no cuenta con un hilo conductor, si es que había alguno capaz de relacionar a Vlad Tepes, Alejandro Magno y Hernán Cortes sin caer en el ridículo.

Otro de los modos de juego presentes son el simple pero entretenido Generales, donde en un mapa al estilo Risk debemos desplegar nuestras tropas e ir ganando territorios hasta llegar a la fortaleza enemiga y vencer a su personaje en duelo a un único asalto, con otros castillos neutrales desperdigados por el mapa. Es un modo sin grandes componentes estratégicos más allá de bonificaciones por atacar o defender ciertos tipos de territorio (llanura, ciénagas, etc.) y la inclusión de un factor suerte. Por ejemplo, podemos perder una batalla con escasas posibilidades de derrota porque una enfermedad asola nuestras tropa, pero su presencia se agradece.