Análisis de Katana ZERO

Versión analizada PC. Copia digital proporcionada por Cosmocover.

La obra de Askiisoft es uno de los videojuegos independientes más interesantes que hemos podido probar en lo que llevamos de año. Parece mentira que este juego que tanto nos ha gustado casi no llegara a finalizar su desarrollo, ya que el prototipo de Justin Stander mostró en diversas ferias internacionales mientras gestaba Katana Zero como tal, pese a contar con el apoyo de la gente que probaba y quedaba encantada con su videojuego, el capital económico para continuar con el desarrollo del videojuego no llegaba para cubrir todos los gastos… hasta que entró Devolver Digital y viendo la calidad del trabajo del estudio Askiisoft no dudó en financiar el desarrollo hasta su lanzamiento, el pasado 18 de abril, para PC y Nintendo Switch.

Katana Zero es un juego en 2D que encantará al jugador que ama los retos en los videojuegos y que le gusta la esencia “retro” en los títulos independientes. La historia nos traslada a un mundo similar al nuestro, pero de la década de los 80 y nos pone en la piel de un misterioso samurái urbano amnésico al que todo el mundo se refiere cómo El Dragón, por lo rudo y grotesco que es a la hora de acabar con sus enemigos, principalmente bandas criminales. Al ser un personaje con amnesia, “Dragón” acude a un misterioso psicólogo que le ayuda con terapia y sirve cómo contacto para recibir los encargos de asesinato. Cada nivel, cada escenario y hasta el propio menú del videojuego lo “vivimos” a través de cintas de vídeo, VHS, pues con estas cintas vemos las pericias del samurái, como si fueran pruebas de un caso policial, además de ser un elemento clave en el apartado jugable, pero eso lo detallaremos más adelante.

La historia nos permite seleccionar entre tres respuestas cuando hablamos con otros personajes del videojuego. Estas respuestas además de forjar el carácter de El Dragón, nos permite variar algunos elementos de la trama principal y descubrir información sobre los tejemanejes de las bandas criminales, el gobierno y nuestro olvidado pasado. No queremos contar mucho sobre el argumento, pues te atrapa desde un inicio hasta su desenlace, pero sí que nos podemos permitir informaros de que la duración no llega a las cinco horas, las cuales no se pueden estirar mucho más pues apenas hay coleccionables y no hay ningún otro modo extra aparte del modo historia.

Los momentos en nuestro piso franco y en la oficina del psicólogo marcan el rumbo de la historia .

Cada nivel comienza con un objetivo a cumplir y recordándonos que no debemos interaccionar con dicho objetivo, aunque la decisión sobre que realizar siempre es nuestra. Nada más llegar al inicio de la fase nuestro protagonista saca su Walkman, introduce una cinta de casete y empezamos a escuchar la canción que nos acompañará hasta completar el nivel. Dragón tiene solo un arma, su katana, pero cuenta con habilidades que le permiten ser de lo más letal; la habilidad más importante es la de detener el tiempo o mejor dicho, hacer que este avance a cámara lenta y así poder evitar ataques enemigos, disparos e incluso devolver proyectiles. Otra de las habilidades es la de rodar para esquivar elementos de seguridad y ataques enemigos, saltar de pared a pared para escalar, y la de recoger y lanzar objetos como si fueran armas arrojadizas. Este sistema de lanzamiento y la característica de que nada más recibir un golpe morimos nos ha recordado a la saga de Hotline Miami, que también se encuentra bajo el techo de Devolver Digital.

Si recibimos un golpe, morimos, o mejor dicho, la cinta de vídeo de nuestra misión (que ya mencionamos en líneas anteriores) se rebobina hasta el inicio de la sala en la que nos encontramos, y obligándonos a ser perfeccionistas a la hora de eliminar a los enemigos, enemigos armados con distintas armas blancas y de fuego sin recibir un solo golpe para poder pasar a la siguiente habitación, punto de guardado y de inicio de la nueva cinta de vídeo… Este proceso se repite hasta alcanzar al objetivo de la misión que debe ser eliminado.

Una de las cosas que más nos ha gustado de Katana Zero es que su jugabilidad intenta ir un paso más allá en cada nivel integrando pequeñas variaciones en su gameplay. Hay fases de sigilo en una discoteca donde debemos escondernos bailando entre el público, una casa a oscuras, un nivel en el que debemos esquivar continuamente a un francotirador, persecuciones por carretera… Todas las características jugables lo vuelven un título muy divertido de jugar, adictivo y aunque a veces tiene una curva de dificultad algo elevada, nos hace que ese sistema de ensayo y error secuestre nuestras retinas hasta superar sin darnos cuenta el modo historia y esperar al dlc gratuito que recientemente Askiisoft ha anunciado.

Dominar el tiempo bala es esencial para superar cada nivel.

Gráficamente el videojuego no es un portento gráfico, ni tampoco lo pretende al utilizar un pixel art con esencia propia, dando vida a un mundo cyberpunk lleno de detalles y con unos personajes y enemigos con distintas animaciones. Por ejemplo, al morir y reintentar el nivel la apariencia de los enemigos cambia. Es tal el detalle en el apartado artístico que los diálogos del juego, que por cierto está traducido de manera perfecta al español, cuentan con animaciones y distintos colores para transmitir al jugador un mensaje que al no tener voces sería imposible de plasmar. Hay gritos en mayúsculas y frases que se caen de los bocadillos si cortamos de golpe una conversación.Respecto al apartado sonoro Katana Zero es un juego muy cuidado, al igual que en el resto de apartados. Ludowic y Bill Kiley firman los temas de música electrónica ‘synth pop’, que pegan de maravilla con lo que vemos en pantalla. Una vez escuches su banda sonora no tardarás en añadirla a tu lista de reproducción.

Conclusiones

Katana Zero es uno de los títulos indies más interesantes que hemos podido jugar en lo que llevamos de 2019. Su jugabilidad, historia, apartado gráfico y banda sonora nos han enamorado y dejado con ganas de más, ya que el juego solo tiene una duración de 6 horas si buscamos los siete objetos coleccionables escondidos por los escenarios de los 11 niveles que componen la aventura. Askiisoft nos ha dejado con muchas ganas de saber cómo continua la historia de Katana Zero y de cómo será el contenido descargable gratuito en el que están trabajando.

Análisis de Ruiner



Versión analizada Xbox One. Copia digital proporcionada por Cosmocover.
No debería sonarte si te hablo de Reikon Games. Este estudio polaco no ha desarrollado ningún juego propio… por lo menos hasta ahora. Hasta Ruiner. Pero eso no significa que no sepan del tema, de hecho han trabajado codo con codo en títulos tan relevantes como The Witcher, Dead Island o Dying Light. Y como suele ocurrir, después de apoyar a otros estudios, llega su ópera prima. Un primer retoño digital que apuesta por ese futuro distópico tan de moda ahora mismo. Y Ruiner no es la típica primera intentona llena de buenas intenciones y fallos perdonables de un equipo primerizo, es un juego redondo capaz de brillar con luz propia en el cada vez más competitivo mercado independiente. Estos chicos van a hacer un triple A en breve, si no al tiempo.El protagonista de Ruiner tiene una sola idea en su cabeza, matar al jefe. No sabe el motivo ni sabe cómo ha llegado hasta las inmediaciones de la gran multinacional Cielo, pero tiene claro que no va a salir de allí sin matar al jefe. Nuestro anónimo protagonista porta un casco digital en el que se suceden mensajes e iconos… con un “Kill the Boss” tan hipnotizante como un anuncio de Intimissimi. Cuando está a punto de perecer en su cometido, “Ella” le libera del control mental del que es preso. “Ella” le cuenta que le han lavado la chorla, que su hermano ha sido secuestrado por una peligrosa organización para que siga con la causa si consigue liberarse del hackeo cerebral del que ha sido víctima y le pone sobre la pista de el culpable de todo lo que le ha pasado, el hacker conocido como “Mago”. Por supuesto todo eso será solo la punta del iceberg, con giros de guión, personajes que rozan la demencia más absoluta y una ciudad dividida en dos entro los grandes rascacielos de las poderosas empresas y los suburbios en los que acumula la población más prescindible.Ruiner es ciberpunk del bueno. Desde el diseño de la zona común (en la que nos movemos para hablar con viandantes sin poder utilizar nuestras habilidades especiales) hasta los personajes que encontramos, está creado para sumergirnos en un futuro alternativo (o esos esperamos al menos) del que no querremos salir. El prólogo solo sirve como escueto tutorial de lo que se nos viene encima, Ruiner engancha tanto por su estética como por su jugabilidad. A primera vista, puede parecer un clon de Diablo 3 por el uso de la cámara y del enorme árbol de habilidades que tenemos a nuestro disposición. Gran error. Ruiner es un shooter de precisión cuando quiere, un beat´m up cuando le viene en gana y un juego de precisión constantemente. Ruiner tiene más de Hotline Miami que del mencionado juego de Blizzard, sobre todo porque los enfrentamientos son bellas coreografías en las que los salpicones de sangre, las explosiones de casquillos y la cámara lenta se fusionan como si fuese el propio John Woo el encargado de dirigirlo todo.La gracia está en las habilidades, que eso quede claro. Al subir de podremos conseguir nuevas a cambio de puntos de karma… pero también desactivarlas para utilizar esos puntos en otra cosa diferente. Podemos optar por encadenar impulsos, de manera que plagiaremos a Rondador Nocturno al movernos por el escenario o bien ralentizar lo que ocurre en pantalla para tener mejor control de la situación de los enemigos. Todas las posibilidades son válidas y la mayoría de ellas necesarias para progresar, porque el juego resulta muy exigente. No tardaremos mucho tiempo en sentirnos abrumados, ya que todos los botones de nuestro mando de control esconderán una función nueva que podremos encadenar con las que tengamos previamente. Lástima que el juego no sea mucho más largo, se nos pasará en un suspiro por su atrayente historia, su fantástica jugabilidad y su impactante apariencia.Porque Ruiner es un título de esos para jugarlo a oscuras a dos palmos de la enorme pantalla con unos auriculares incrustados en nuestras orejas a todo volumen. Hasta que nos sangren las córneas y el tímpano estalle. El uso del rojo en la ambientación resulta mesmerizante, así como la curva de dificultad que se pone a nuestro favor después del primer salto abrupto: en cuanto entramos en su onda, resulta muy difícil desconectarse hasta que llegan los títulos de créditos. Nuestro veredicto es que resulta demasiado corto para lo bueno que es, por mucho que se alarguen las horas de juego buscando objetos secundarios o con los niveles de dificultad que invitan a evolucionar como jugador gracias a las múltiples estrategias que podemos orquestar con nuestro árbol de habilidades. Ruiner palpita sangre en cada pantalla, con ese rojo perenne que salpica violencia a borbotones. No es el “indie” de niños que resuelven puzles en paraísos perdidos, pero va para sleeper del año.

Las habilidades y el sistema de combate. La ambientación. La música.

La duración.

Un estreno brillante para un modesto estudio polaco que ya han llamado nuestra atención por méritos propios.