Análisis de Divinity: Original Sin II

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En los últimos años la industria de los videojuegos ha dado a luz a auténticos fracasos estrepitosos en lo que al mítico género del rol se refiere, dejando a los fans acérrimos como meros testigos de un declive que parecía inevitable. Ante tal situación no cabría sino preguntarse: ¿qué tenían los grandes clásicos que no tengan estas nuevas y descafeinadas propuestas? Es decir,

¿cuál es la fórmula del éxito en un género tan vetusto como complejo, y cuya base de seguidores ya conoce prácticamente todos los secretos?

Sin embargo, es innegable que no pocos estudios han dado con la respuesta en la última década. Desarrolladores como Bioware, CD Projekt Red, Obsidian o From Software nos han brindado experiencias impecables en el género, y lo que es más; todos han conseguido la excelencia apostando por distintas características. Es decir,

no hay una sola ruta hacia el triunfo

, sino que estamos ante un tipo de videojuego que, sobre todas las cosas, premia la perspicacia y la valentía de los desarrolladores.

Y aquí es donde entra en escena Larian Studios; la compañía con sede en Bélgica nos sorprendió a todos cuando en 2014 lanzó al mundo el primerDivinity Original Sin, un juego de rol plagado de componentes estratégicos y en el que primaban la libertad de acción del jugador y las situaciones comunicativas. Tres años después nos encontramos con su secuela, que apuesta por las mismas premisas que situaron a la primera entrega justo ante las mismas puertas de la eternidad -del género, se entiende- y las amplía hasta límites insospechados.

En Divinity Original Sin 2, la acción se sitúa numerosos siglos después que en los hechos acaecidos en la primera entrega en

Rivellon

, en un marco dominado por la guerra y los fanatismos religiosos.

El jugador se encuentra de lleno, prácticamente abandonado, en una realidad turbulenta y apunto de explotar

, en la que los altos cargos eclesiásticos, desesperados, han declarado como criminales indiscutibles a todos aquellos relacionados con la magia del

source

. Esta es un tipo especial de hechicería, considerada maldita debido a la atracción ineludible que sienten los

voidwoken

-unas criaturas de pesadilla- hacia cualquier manifestación de estas energías esotéricas.

Por todo ello, nos hallamos ante una historia, sin lugar a dudas, mucho más acertada y compleja que la que proponía la primera entrega; no obstante, esta nueva trama tampoco supone un paradigma de la creatividad, pues recurre a la utilización de numerosos tópicos del género, pese a que los resuelve con buena nota. Es decir, se trata de un argumento que consigue mantener el interés del jugador -en parte gracias a su potenciada ironía-, pero que no supone ninguna vuelta de tuerca ni un perfeccionamiento de la estructura narrativa de un género que quizás ha tenido ya demasiados guiones similares.

Pero es que donde realmente se nota la mano de Larian Studios ha sido en las peripecias de los personajes predefinidos, denominados Orígenes, que nos pondrán ante interesantes y divertidas historias personales, cuyo desarrollo está en constante evolución debido a nuestras relaciones con los distintos protagonistas. Todas estas posibilidades conversacionales, en las que podremos presenciar tanto bromas de mal gusto, como consejos o peticiones de nuestros aliados, se unen y forman un guion que casi parece que está vivo y que realmente depende de nuestras decisiones.

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