Análisis de Rogue Aces

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Copia digital analizada en Nintendo Switch y suministrada por Plan of Attack

La premisa es sencilla, surcar los cielos a bordo de un avión de guerra de hélices y tratar de liberar las islas del Barón y su ejército. Sin esperas, sin cargas y con una acción directa se nos plantean hasta 100 misiones aleatorias diferentes y un buen número de modos de juego, aunque todos se reduzcan en definitiva a lo mismo pero con distintas restricciones. Para lograr nuestro objetivo tenemos a nuestra disposición tres aviones y una sola vida. Sí, habéis leído bien, quizás dicho así no tiene mucho sentido, pero es fácil de entender. Cuando nos derriban en combate, podemos eyectarnos y desplegar el paracaídas, por lo que seremos rescatados y podemos utilizar los aviones restantes que nos queden en el portaviones. Como podéis imaginar, si nos estrellamos directamente, si no conseguimos desplegar el paracaídas o si por ejemplo caemos en terreno enemigo, el juego se terminaría para nosotros y habría que empezar una nueva campaña.

El planteamiento es simple, y precisamente esta circunstancia es la que consigue trasmitirnos esa sensación de inmediatez cuando te pones a echarte unas partidas. Su disposición en un scroll lateral en 2D le viene ni que pintado, y los movimientos del avión por el escenario son muy intuitivos, nos hacemos con el control de una forma muy natural. Piruetas, una especie de turbo, el disparo normal, junto con unas bombas y misiles extra, son todo lo que necesitamos para combatir al ejército rival. Los enemigos se reparten entre aire, tierra y mar, pero nosotros siempre los combatimos desde nuestro avión, sea donde sea que se sitúen. Sin duda lo más divertido se encuentra en los enfrentamientos aéreos. Una especie de flechas nos indican la dirección en la que se encuentra nuestro objetivo y una barra de energía nos indica el estado de nuestro avión, que en caso de encontrarse al borde de la eliminación, podemos volver rápido a nuestro portaviones, aterrizar para que nos lo reparen y volver a la acción.

Con la muerte acaba la partida, se nos suman los puntos y si se da el caso subimos de nivel, pero inmediatamente podemos volver a empezar otra. Lo interesante es aguantar cuantas más misiones mejor, para sumar el mayor número de puntos y así profundizar más en los diferentes objetivos que se nos plantean. Porque aunque disponemos de 100 misiones dispuestas aleatoriamente, la gran mayoría nos van a parecer un deja vu de otras que ya hayamos completado. El juego no da mucho más de sí, y si encima no conseguimos perdurar en las partidas, corremos un riesgo alto de repetir misiones inevitablemente. Sin duda Rogue Aces está pensado para partidas esporádicas, que no duren mucho, nos trasmite mucha diversión directa pero se vuelve repetitivo en sesiones largas. Ni siquiera los diferentes modos de juego que vamos desbloqueando suponen un incentivo adicional, ya que se tratan de la misma estructura y concepto, pero con peculiares características o restricciones que las diferencian.

Gráficamente se sitúa en las 2D con scroll lateral, muy colorido y con bonitos detalles a lo largo del mapeado. Nos recuerda a esos juegos de la Neo Geo que solíamos disfrutar en los salones recreativos o en los bares de nuestro barrio, pero en esta ocasión adaptado a las consolas y con una nitidez acorde a los tiempos que corren. Voces en inglés que son meramente testimoniales, prácticamente no hay diálogos, y texto traducido al castellano, aunque realmente es todo muy sencillo de entender aunque estuviera en inglés. La música que nos acompaña en las partidas va a gustar a los rockeros más cañeros, aunque siempre sea la misma canción repetida continuamente. Es de esas melodías que hacen que recordemos a un videojuego simplemente con oírla.

Rogue Aces se puede definir como un juego para tener siempre instalado en nuestras consolas con el que poder pegarnos partidas esporádicas de corta duración. Su acción directa nos trasmite diversión, pero sus repetitivas misiones nos pueden llegar a aburrir, de ahí que aunque sesiones largas nos pueden llegar a saturar, partidas cortas nos pueden librar de momentos puntuales de aburrimiento o como descanso esporádico de otro videojuego dotado de más profundidad.

Un juego muy inmediato, que nos traslada a la acción sin miramientos.

Es muy repetitivo. Esta sensación aumenta si juegas sesiones largas.

Un buen aliado para disfrutar de divertidas partidas cortas y esporádicas.

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Rogue Aces