Análisis de Crash Bandicoot N. Sane Trilogy

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Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Activision .

Puede que muchos no hayan caído, pero Nintendo Switch es la única consola de videojuegos en la que podemos disfrutar de un juego de Mario, uno de Sonic y uno de Crash Bandicoot. Por lo menos de las que se conectan a la televisión, porque Game Boy Advance ya disfrutaba de ese estatus. Vale que el Sonic Forces no sea para tirar cohetes, pero ahí está. Y Kirby, Donkey Kong… hasta los Rabbids no han querido perderse la oportunidad de pasarse por la nueva consola de Nintendo. En esta ocasión el morbo llega por la asociación mental que tenemos de que Crash es un personaje de Sony, algo que sabemos que no es verdad desde los tiempos de Gamecube, pero sí con los juegos que Naughty Dog realizó del personaje. De eso hablamos hoy, de ese cosquilleo de jugar a un título que ha sido exclusivo de otra marca durante décadas. Veintidós años lleva el marsupial como mascota oficial de la primera PlayStation, y ahora podemos disfrutar de sus los tres juegos de plataformas que crearon en Naughty Dog en PC, Xbox One y Nintendo Switch. Quién nos ha visto y quién nos ve.

Crash Bandicoot N. Sane Trilogy se llama y nos propone los tres primeros juegos de la serie con un generoso lavado de cara. Igual que hace un año, e igual que hace veintidós. Son los mismos juegos en esencia, con las mismas cajas que romper y lo mismos enemigos sobre los que saltar, en los mismos lugares de siempre. Pero con nuevos modelados poligonales y nuevos añadidos estéticos para que los años no se le noten como le ocurre a las folclóricas. Lo que ahora se llama remake y que casi todos confundimos con remastered. En los primeros cambian los modelos, en los segundos añaden filtros y zarandajas para que la cosa se vea mejor. Y lo es porque han tocado los gráficos a fondo. El problema llega cuando los cambios tocan donde no deben, como en Kingdom Hearts en PlayStation 4 que el aumento de velocidad en los frames tocaba donde no debía o este Crash Bandicoot N. Sane Trilogy que nuestro marsupial cae más rápido de lo normal, la profundidad de los nuevos gráficos afecta a la percepción de donde “debemos” aterrizar y la “caja” (la zona de detección del personaje al interactuar con los enemigos y el filo de los escenarios) de Crash resulta más pequeña de lo que era en su día.

Eso provoca que las sensaciones respecto a los juegos originales sean muy diferentes, casi como si fuera otro juego. Otro juego en el que todo parece lo mismo, pero en realidad, es muy diferente. En resumen, es más difícil. Sobre todo el primer Crash Bandicoot, que ya en su día era el más complicado de los tres. Porque Crash es un plataformas de dos dimensiones y media multidireccional. En unos niveles iremos hacia el fondo de la pantalla, en otros hacia la pantalla, otras veces de izquierda a derecha y en otros con una vista casi cenital. Siempre con caminos rectos, que podríamos considerar estrechos, pero que suplen ese diseño con ritmo y mucho flow. Porque los recorreremos muchas veces. La primera para completarla, otra para rebuscar esa caja que no encontramos en su momento y otra para hacerlo en el tiempo que nos piden. El cien por cien se suda, son tres juegos y mucho que hacer.

Entre las novedades, encontramos la posibilidad de usar a Coco (la hermanísima) en lugar de a Crash hasta en los juegos en los que no aparecía, la posibilidad de probar un par de niveles que se descartaron en su momento y el citado lavado de cara gráfico y sonoro. Bueno, y un ¡Es Crash Bandicoot! que nos taladrará los oídos en un perfecto castellano. Puede parecer que los gráficos no sean para tanto, pero sí que lo son. Los originales provocan dioptrías a nuestras retinas y lo que vemos ahora, aunque puedan parecer horteras (los noventas eran así), tienen el encanto que deben tener. Otra cosa es lo que es cada juego, el primero tiene su estilo entre lo tropical y lo entrañable, el segundo mantiene lo visto con un puntito más industrial mientras que el tercero patina con sus referencias a “lo que sea” y los viajes temporales. ¿Corretear la muralla china? Si es montado en un cría de tigre nos vale.

La entrega de Switch cumple. De entrada parece calcada a la de PlayStation 4, pero la cosa se pone seria cuando hablamos de la resolución. Todas las versiones van a treinta imágenes por segundo y la resolución de esta versión se queda en los 853×480, menos de lo que da de sí la pantallita de nuestra consola. Si utilizamos el dock, la cosa luce mejor, hasta los 1280×720, muy alejados de los 1080p de la consola de Sony. Toys for Bob, que son los encargados de la conversión han hecho un trabajo justito, han bajado la resolución hasta que los frames no fastidien la jugabilidad. Esta gente son los mismos que están ahora mismo restaurando las aventuras de Spyro, por lo que no sorprendería que en unos meses se anunciara la salida de esa trilogía también en la plataforma de Nintendo. Crash Bandicoot N. Sane Trilogy ofrece muchas horas de juego de plataformas de las de siempre, a lo que sumamos el pique añadido de disfrutar un juego asociado a la marca PlayStation en una máquina de la competencia. Claro que la competencia aquí es brutal, porque Super Mario Odyssey es mucho juego, pero Crash merece una oportunidad por lo que supuso en su día y porque su jugabilidad ha envejecido mejor de lo esperado.

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Crash Bandicoot N. Sane Trilogy