Análisis de Illusion: A Tale of the Mind

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Versión analizada PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Koch Media.
No siempre tenemos en nuestro radar todas las propuestas interesantes que están por llegar al mercado, a veces hay sorpresas. Hoy en día, cuando el marketing es tan (o más) importante que el propio producto, resulta gratificante que un título llegue de improvisto y encima te sorprenda. Justo eso hace Illusion: A Tale of Mind, un juego desarrollado entre Frima Studio y Groupe PVP que salió a la venta a principios de junio en las plataformas digitales de Steam, PlayStation 4 y Xbox One. Ya, diréis la mayoría, un juego sale casi de sorpresa porque es un indie, como tantos otros que salen cada dos días. En parte tenéis razón, pero basta con ver el acabado del juego y disfrutar de su onírico estilo para entender que estamos ante realmente especial. Resulta casi paradójico que no hayamos sido bombardeados con teasers, trailers, making of y similares zarandajas promocionales. Por lo menos este Illusion merecía ese esfuerzo.Emma tiene problemas. Para empezar porque se despierta atada en un mundo de pesadilla del que no sabe nada. Al menos allí se alía con Topsy, un gracioso peluche que revolotea a su alrededor y le da la réplica mientras investiga el oscuro y fascinante entorno en el que se encuentra. Conforme progresan por el llamativo lugar, descubren que allí se agolpan recuerdos y vivencias, retazos de un pasado deshilachado que necesita que vuelva a estar hilvanado. Porque no están solos. En la mente hay un intruso, un parásito que ha profanado y destrozado toda la psique del huésped. Emma, espoleada por la parlanchina mascota, intentará recomponer los los recuerdos mientras descubre la vida de esa persona, su identidad y ya de paso, sobrevivir al presencia maligna que todo lo corrompe. Para que nos hagamos una idea, Illusion viene a coger la idea de Del revés (Inside Out), la fantástica película de Pixar pero nos ambienta los recuerdos de esa persona en París durante los locos años veinte, en el que los clichés como el cabaret o el circo están a la orden del día.La historia atrapa, aunque durante el primero de los tres capítulos quede todo más o menos al descubierto. El amor, la familia, la envidia o las secuelas de la guerra quedan reflejadas en la trama, siempre con el surrealismo como bandera para reflejar una mente fracturada por el daño producido por el intruso y por uno mismo en momentos de auténtica desesperación. La jugabilidad puede resultar muy básica en el arranque, controlamos a Emma y por mucho que aporreemos los botones, solo uno servirá para interactuar con el entorno… y siempre cuando en pantalla nos indiquen que podemos tocar ese elemento. Esto permite que sea un juego asequible para todo tipo de jugadores, sobre todo para los que no tienen mucha destreza y se pierden entre gatillos y botones con formas geométricas dibujadas. Pero los puzles, son otra cosa. Al poco empezaremos a darnos cuenta que los escenarios comienzan a ser intrincados (no mucho), que perderemos más tiempo del necesario en admirar su puesta en escena, que los pocos coleccionables son de peso (como los gramófonos con narraciones y recuerdos del pasado) y que los acertijos ganan en importancia por mucho que se repita (un poco) su mecánica. En Illusion el puzle (y su solución) suele estar en el escenario, de una forma muy parecida a lo que hemos visto en el Hellblade de Ninja Theory. Encontrar el punto de vista adecuado para que el trasfondo de lo que vemos encaje y tenga sentido será más común de lo que creemos. De igual forma, rotaremos piezas para conseguir la sombra de la figura adecuada, compondremos puzles con las piezas de un espejo como si de un tangram se tratase o pulsaremos interruptores hasta que los elementos que giran a nuestro alrededor estén en la posición adecuada para que todo tenga sentido. En este caso tenemos que destacar el apartado gráfico y estético, porque el jugador quedará impresionado por la puesta en escena a nivel visual, pero también por su utilización para los propios puzles. Consiguen que todo tenga una coherencia mientras nos edulzan la retina. Quizás los personajes pierden interés con respecto a los escenarios, sobre porque esta obra se realiza con pocos efectivos principales y los tópicazos imperan, pero en realidad es que en esta ocasión el teatro es más importante que los propios actores. La banda sonora y las voces mantienen el nivel, mientras que los subtítulos en castellano nos ayudan a no perder hilo de todo lo que dicen. Illusion: A Tale of Mind es un indie como dios manda. Un título modesto pero con aires de grandeza, como bien refleja la pomposidad de sus escenarios o la obcecación de dejar casi toda la parcela jugable a recorrerlos mientras resolvemos puzles de un sitio a otro. La historia sirve de marco perfecto para que la parte jugable funcione, pero inevitablemente el juego está condicionado por una duración limitada a poco que seamos de los que nos guste pensar antes de pulsar opciones a lo loco. Bello y efímero (ya esto depende de cada uno) para un cuento trágico, un mundo increíble y una Alicia que sigue al conejo blanco por la madriguera más surrealista que recordamos en mucho tiempo. Tiene ese algo que engancha hasta terminarlo, que nos obliga a seguir para ver qué habrán ideado a continuación, pero termina pesándole una duración modesta y una rejugabilidad nula. Eso sí, solamente por el regusto que te dejará en el recuerdo visitar esta destrozada mente parisina, ya está el desembolso más que amortizado.

Los puzles, realmente conseguidos. La sencillez, solo usamos un botón.

Si acertamos con las pruebas de ingenio, puede durar un suspiro.

Estimulante juego que cuenta con su diseño y sus puzles para atraparnos hasta el final.

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Illusion: A Tale of the Mind