Análisis de Octahedron: Transfixed Edition

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El curioso plataformas rítmico creado por Demimonde con el beneplácito de Square Enix Collective llega por fin a Nintendo Switch para ampliar el catálogo de títulos independientes de la consola.

Octahedron es un juego que mezcla el género de las plataformas y puzles con el ritmo de su banda sonora. El argumento es simplista y es una mera excusa para hacer al jugador superar los más de 50 niveles musicales llenos de plataformas a las que subirse. Un hombre se adentra en el bosque y acaba en una realidad alternativa de estilo retro,Veetragul, iluminado con luces de neón y con una música de ambiente electrónica. Así el objetivo de Octahedron es escapar de este mundo alternativo en el que el personaje está atrapado.

Una de las cosas que rápidamente llama la atención al jugar a Octahedron es el cómo utiliza las plataformas para avanzar en los distintos niveles. Si te desplazas a un lado del escenario puedes activar o desactivar plataformas a las que subirse, las cuales se desactivan al ir en dirección contraria. Nuestro avatar tiene la capacidad de crear momentáneamente una base sobre la que apoyarse en el aire o desplazarse de forma horizontal durante un breve periodo de tiempo. Con este uso de la activación de las plataformas yendo de un lado para otro, de las habilidades de creación de superficies perecederas tenemos que apañárnoslas para superar los distintos niveles, pues por ejemplo encontraremos elementos dañinos que tendremos que bloquear desplazándonos por encima de ellos y así además activar la plataforma clave para el ascenso. Hay momentos en los que solo podemos crear una plataforma o varias, dando al juego un toque de rompecabezas y que lo hace único, junto a su música.

Aunque la jugabilidad puede dejarnos un poco frío al no responder el personaje muchas veces como uno desea, el diseño de niveles que tiene Octahedron es fantástico, con un diseño de pantallas verticales que hace que las partidas sean cortas, divertidas y rejugables, a lo que se le añaden los coleccionables repartidos por los niveles y que muchas veces parecen imposibles de conseguir y si se busca la perfección nos hacen repetir más de una vez cada nivel para completarlo todo, ya que estos pueden mejorar a nuestro personaje y mejorar la clasificación, lo que anima a exprimir más el videojuego, ya que el superar todos los niveles nos lleva poco más de 5 horas.Además, esta versión de Octahedron para Nintendo Switch tiene más contenido que en el resto de plataformas, ya que cuenta con nuevas medallas de tiempo, docenas de desafíos especiales adicionales y nuevas opciones desbloqueables.

Gráficamente el juego es simplista y llega a volverse repetitivo, aunque su peculiar estilo artístico junto a la música electrónica compuesta por Chipzel, Andre Sobota, Derek Howell y Monomirror hace que esta carencia pase desapercibida haciendo que el jugador solo se fije en lo divertido que es superar los niveles.

Conclusiones

Octahedron es un título corto, pero muy divertido y rejugable. Su peculiar sistema de plataformas rítmicos, banda sonora y el sistema de progreso hacen de él un título recomendable para esos pequeños ratos del día en el que solo puedes jugar unos minutos, ya que si juegas una larga sesión puede llegar a cansar y volverse repetitivo, cosa que con pequeñas dosis no ocurre.

Alternativas

Dawnwell

La originalidad de sus puzles con plataformas y su apartado musical

Su duración, sistema de trampas y enemigos.

Un título corto y divertido pero que puede volverse muy repetitivo en ocasiones

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Análisis de
Octahedron: Transfixed Edition