Sonic Mania Plus – El erizo se hace corpóreo

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Versión analizada Nintendo Switch. Copia física proporcionada por Koch Media

Al final dieron con la tecla. Ya con

Sonic Generations

vislumbraron. El camino a seguir pese al tropiezo de

Sonic 4

y su propuesta por episodios. Con el Sonic Team en modo supervisor, Sonic Mania recuperó la esencia del personaje y nos proporcionó algo que llevamos años esperando: un juego a la altura de su personaje. Pero no todo fue miel sobre ojuelos, el esperado regreso del erizo azul llegó solamente en formato digital, por mucho que se comercializara una elitista edición especial ideal para mitómanos. Pero Sega lo apuntó en su lista de cosas por hacer y ahora tenemos

Sonic Mania Plus

en las estanterías de las tiendas como dios manda, el mismo juego que nos encantó el año pasado con el contenido descargable añadido creado para la ocasión junto a un librito de arte de lo más apañado. Claro que los que lo pillaron en digital pueden ampliar su versión por el módico precio de cinco euros, pero siempre les faltará en su colección el hueco de está versión

Plus

.

Entre las novedades, encontramos a dos nuevos fichajes procedentes de Segasonic the Hedgehog, una recreativa de principios de los noventa que se quedó en su mercado natal y que tiene más de mito que de divertida. De aquellos lodos vienen estos barros, como son el armadillo Mighty y la ardilla voladora Ray. Dos clones de nuestro erizo que no terminan de calcar su apariencia por pequeños detalles y otro color predominante. Más diferencias encontramos en su manejo que en su apariencia estética, la verdad. Mientras que Mighty alterna el negro y el rojo, Ray opta por un deslumbrante amarillo chillón. Cuestión de gustos. Eso sí, el armadillo es capaz de destruir las rocas que están bajos nuestros pies, ridiculizar a algunos enemigos finales o incluso puede salir airoso de una caída en los sempiternos pinchos su ejecutamos su movimiento especial antes de tocarlos. Ray por su parte cae en picado y aprovecha la inercia para subir otra vez, de una forma casi calcada a la que tenia Mario de usar su capa en Super Mario World. El problema de esto es que Sonic Mania no hay tantos escenarios creados para su lucimiento, por lo que salvo puntuales momentos, su manejo se convertirá en un constate quiero y no puedo.

Los escenarios de Sonic Mania reformulaban lo visto en las entregas clásicas para potenciarlos sin perder su encantador aspecto de siempre. A ellos se sumaban localizaciones totalmente nuevas que encajaban a la perfección con el espíritu de la obra original. No han perdido la oportunidad y han sumado una nueva zona llamada “Angel Island” a las ya disponibles. Pues bien, ahora entre unos niveles y otros hay unas pequeñas secuencias que las unen, unas transiciones mínimas que la verdad es que quedan la mar de bien. También se han hecho cambios puntuales para que al volverlo a jugar encontremos variaciones que nos hagan rebuscar de nuevo en cada escondrijo, como la ubicación de las esmeraldas del caos. Todos estos cambios los notaremos sobre todo en el modo “Bis”, una nueva modalidad en la que Sonic rescata a los dos nuevos fichajes de esta nueva versión y se los lleva de parranda durante todo el juego.

Ahora podemos intercambiar entre dos personajes con solo pulsar un botón, algo indispensable para aprovechar las habilidades de cada en cada sitio del escenario que lo requiere, un poco a lo Metroid si apuramos. Pero aunque podamos cambiar entre uno y otro, en más de una ocasión nos daremos de bruces con una parte de recorrido en la que nos faltará justamente en el que no tenemos en nuestro equipo. Tocará rebuscar en la inmediaciones por si encontramos uno de los power-ups de los de cambiar de personaje, casi como pasaba con los barriles de la serie Donkey Kong.

Por lo demás, todo sigue la senda de la reverencia a la mascota creada por Yiji Naka, con esas fases de bonus que picotean en otros títulos de la casa (como Puyo Puyo o Sonic Spinball), el menú debug del cartucho de Mega Drive, un modo cooperativo si tenemos dos consolas Switch cerquita, el modo contrarreloj para que se queden los registros que marquemos y un modo competitivo a pantalla partida que suma hasta cuatro participantes de forma simultánea. En cuanto a la versión física, el librito de arte de 32 páginas es una pasada y nos muestra hasta bocetos originales del juego, a lo que tenemos que sumar una caja de cartón en color dorado dentro de la que va el juego y el citado libro. Si somos unos segueros empedernidos, nada más abrir la caja (en nuestro caso de Nintendo Switch) para poner la carátula reversible que esconde el diseño de cómo sería este juego en Mega Drive. Sí, algunos hemos llorado.

Si ya disfrutamos en su momento con Sonic Mania, la pequeña expansión Plus vale su peso en oro. Pocas veces un desembolso tan nimio ha proporcionado tanta diversión. Otra cosa es que ya acabáramos saturados del juego, porque por mucho que nos ofrezcan más personajes, más niveles, más modos de juego y más posibilidades… estamos ante más de lo mismo. Bendita hartura, dirá la mayoría, después de años esperando un juego que encumbre a nuestro puerco espín favorito a los altares del paraíso lúdico digital. Pero si no lo jugaste ya (o si lo hiciste, ¡qué demonios!) la posibilidad de hacerse con la edición física a ese precio (menos de treinta euros) con todo lo que trae el juego más los golosos añadidos estéticos suponen una oportunidad inigualable. Ya Sonic Mania resultó una celebración por todo lo alto de que Sonic The Hedgehog fue un punto de inflexión en el mundo de los videojuegos, y esta edición física de Sonic Mania Plus llega para grabárnoslo a fuego en la sesera y que nunca lo olvidemos.

Valoración:

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