Análisis de Amnesia: Collection

NOTICIAS, PC, PS3 Y PS4



Analizado en Xbox One X. Copia digital proporcionada por Evolve PR.

El terror ha pasado por modas en los últimos años. Después de que Capcom instaurara el

survival horror

como género fundamentalista en el miedo en los videojuegos, pasamos por una breve etapa en la que la acción lo empaño todo… hasta que los

walking simulators

crearan tendencia. Y mucha culpa de que los juegos en los que controlamos a personajes indefensos en primera persona la tiene Frictional Games, primero con

Penumbra

y posteriormente

Amnesia

. Luego ya llegarían en tromba

Outlast

,

Kholat

y hasta

Resident Evil 7

que coqueteó con este subgénero para insuflar “sangre” nueva en la serie que lo magnificó todo. Pero volvamos a

Amnesia

, título que peina canas en PC y que llegó hace unos años a PlayStation 4 en forma de recopilatorio. Ahora, varios años después de aparecer en la máquina de Sony, llega

Amnesia Collection

a Xbox One. Casi ocho años después de que el primer juego saliera en PC. Tela.

El recopilatorio ofrece la primera entrega, escudada por Justine, la expansión con permantdeath que intentaba centrarse en los puzles y en la experimentación a costa de sacrificar duración y terror. A ellos se suma la segunda parte, Amnesia: A Machine for Pigs, que como veremos a continuación, cambia demasiadas cosas. En eso se nota que los encargados del desarrollo fueron los chicos de The Chinese Room, y claro, barrieron para lo mejor que saben hacer. El primer juego nos pone en la piel de Daniel, protagonista amnésico que despierta en las entrañas del macabro castillo de Brennenbur a finales del siglo XIX. Allí encuentra una nota escrita de su puño y letra que le insta a acabar con la vida del Barón Alexander, dueño de la fortaleza mientras una una oscura entidad lo persigue. La cosa se pone realmente peliaguda porque Daniel sufre nictofobia, miedo a la oscuridad, y como todo el mundo, un castillo británico de hace dos siglos no es que esté muy bien iluminado. La cosa estará entre escondernos en rincones sombríos a costa de perder la cordura o sucumbir engullidos por la sombra que nos acecha mientras descubrimos nuestro pasado y nos ponemos al día de todo lo que ha pasado.

Este Amnesia: The Dark Descent nos obliga a administrar la yesca para las velas del escenario o el aceite de nuestro farol, mientras recorremos las estancias a nuestra bola y acumulamos notas que iluminan nuestro conocimiento. Por el camino veremos escenas paranormales y sufriremos pesadillas producidas por nuestro subconscientes, como ya vivimos en el estupendo Eternal Darkness de Gamecube. Ya Justine va de otro rollo, con más puzles y distintos finales a costa de aprovechar interfaz e intentar incrementar la duración de juego con la ya famosa muerte permanente… sucumbir significará empezar de nuevo. Amnesia: A Machine for Pigs rompe el encanto con esa ambientación de matadero industrial. El juego de The Chinese Room abandona la exploración, para empeñarse en la linealidad y una mecánica más simple limitada a escondernos para que los monstruos que nos persiguen pasen de largo. Se deja jugar, pero como él hay miles, justo cuanod The Dark Descent había conseguido una identidad propia.

La parte mala de esta colección es el apartado técnico, es igual al que vimos hace ocho años en PC, algo que se nota al mover el puntero e interactuar con los objetos. No son juegos que llenen el ojo, especialmente A Machine for Pigs aunque sea más reciente en el tiempo, The Dark Descent tiene ese encanto añejo por el que terminamos perdonando lo limitado de sus gráficos y los efectos especiales para representar la pérdida de cordura de nuestro personaje. En definitiva, juegos oscuros, con pocos elementos en pantalla y elementos poco detallados, a lo que se suma un componente zafio para la segunda entrega. Todo lo que pierde en nuestra retina, lo ganan en nuestro tímpano. Jugar con unos auriculares orejeros o un equipo de sonido de esos de los que los vecinos se quejan multiplica por diez el valor de los juegos. Susurros en nuestra nuca que esperamos que sean del viento, puertas que se abren, objetos que se rompen… como alguien en casa nos toque el hombro mientras jugamos podemos dar un brinco de los que marcan época.

Vale, no son los títulos más llamativos del mundo, pero gracias a la ambientación y al apartado sonoro podemos “disfrutar” de una experiencia de juego la mar de sufrida. Ya, es un contrasentido, pero se entiende lo que queremos decir. El mejor de todos es el primero, la expansión resulta más que curiosa y la segunda entrega patina al no seguir los aciertos de la primera. Más que “patinar”, convierte a ese juego en “uno más” dentro de la amplia oferta que abunda últimamente. Claro que los tres por el precio al que salen es una ganga, una gran oportunidad de disfrutar de uno de los juegos referencia dentro de los títulos de terror, por mucho que se le noten los años a las texturas y a las físicas de los objetos. Ha tardado en llegar demasiado, y lo hace sin incentivos para compensar esta espera, pero como los buenos clásicos, sabe dejar ese poso para que no nos olvidemos de nuestra visita al castillo Brennenbur de una día para otro.

Mucha tensión y sustos de los de dar brincos en el asiento. El sonido.

El apartado técnico ha envejecido mucho. El sistema de juego se repite.

El que tuvo, retuvo. Se mantiene como un gran juego de terror aunque los gráficos tengan sus achaques.

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Análisis de
Amnesia: Collection