Análisis de The Elder Scrolls V Skyrim VR

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Versión analizada PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Bethesda.
Todo el mundo conoce Skyrim. O por lo menos casi todo el mundo. Bethesda se ha encargado de hacer llegar la quinta entrega de The Elder Scrolls a todos los jugadores posibles. El juego que heredó el legado de Oblivion ha conseguido coronarse por todo lo alto durante la pasada generación, ha vuelto a poner se actualidad con la edición requetedefinitiva en las actuales consolas (con el rimbombante nombre de The Elder Scrolls V: Skyrim Special Edition) y ahora apuesta por una consola de Nintendo y la realidad virtual. La versión para Switch recoge de la mejor forma posible las bondades técnicas y la espectacularidad gráfica del juego original para que podamos disfrutarlo tanto en el salón de casa como esperando a que llegue el metro. En ese sentido, estamos ante una adaptación que aprovecha las particularidades de la consola para ofrecer una experiencia casi calcada a la original. Pero Skyrim VR es otra cosa. De hecho, es otro tipo de experiencia.El juego llega a PlayStation VR, y al contrario de lo que ocurre con otros títulos que podemos jugar tanto con las gafas de realidad virtual puestas como sin ellas (como ocurre con Resident Evil 7), se trata de un juego exclusivo para la realidad virtual. Resumiendo, si queremos jugar con PSVR, debemos tener Skyrim VR, si queremos jugar en la pantalla tradicional tendremos que optar por The Elder Scrolls V: Skyrim Special Edition. Dicho eso, pasemos a los requisitos físicos: el juego permite utilizar dos Moves que simulen nuestras manos como utilizar un Dualshock 4. A la pregunta de cuál es mejor, casi diríamos que lo suyo es alternar. Utilizar el arco con sus correspondientes flechas o blandir una espada resulta increíblemente satisfactorio cuando tenemos ese enorme chupa chups de colores en nuestras manos… pero se pierde control de la situación, no seremos tan ágiles al girar y al desplazarnos como cuando usamos el mando tradicional. Al final pasaremos más tiempo con el Dualshock 4 que con los Moves, pero las pocas veces que utilicemos éstos últimos resultan memorables.Como hemos avisado, no estamos ante un Skyrim al uso. La base está presente, pero se han hecho muchos cambios para que el jugador sufra lo menos posible. Porque la realidad virtual produce mareos, y deambular por un enorme páramo nevado mientras nos persigue un dragón puede ser muy divertido… pero también fatiga lo suyo. Para suavizar su impacto en el jugador, se han simplificado acciones y se ha implementado un sistema de teleportación que alivia las caminatas (al más puro estilo Google Maps), pero que incide directamente en la inmersión. Nuestra salud nos lo agradecerá, pero a cambio de sacrificar unos de los aspectos más importantes de la franquicia. No es que resulte especialmente satisfactorio, sobre todo porque gran parte del sistema de combate de Skyrim se basa en atacar y esquivar hacia atrás… algo que resulta especialmente complicado cuando utilizamos el escudo junto un arma para utilizar las dos manos. Eso sí, la sensación de poder que nos recorrerá el cuerpo cuando invocamos una bola de fuego para chamuscar con nuestros hechizos a los enemigos que osan plantarnos cara es absolutamente placentera.El precio que hay que pagar por ver Skyrim en PSVR es meramente gráfico. El juego en su versión “Special” funciona a treinta imágenes por segundo y luce de maravilla… pero para alcanzar las noventa imágenes por segundo que necesitan las PSVR se ha sacrificado nitidez y resolución. Las texturas se han empobrecido, aparecen elementos en pantalla de forma repentina y las caras… bueno las caras resultan tan feas e inexpresivas como lo han sido siempre. Tampoco las físicas son las mismas, podremos coger objetos como en el juego normal, pero la sensación de que somos unos torpes a los que no le dejaríamos coger un jarrón por miedo a romperlo es constante. De hecho, no podremos coger los cuerpos caídos en combate, suponemos que para aliviar un poco los recursos del sistema a la hora de gestionar el motor de físicas.Skyrim VR se adapta a PSVR como puede para que la experiencia original se vea truncada lo menos posible, eso provoca que ese amplio mundo que tenemos delante nuestro para explorar no resulte tan detallado y llamativo como en la Special Edition. Limitaciones técnicas al fin y al cabo. Lo mismo podemos decir de la parte jugable, se ha metido baza para que nuestro estómago sufra lo menos posible, pero aún así recomendamos jugar poco tiempo de forma continuada… algo para lo que Skyrim no ha sido concebido. Estamos ante una experiencia única, muy distinta de la original, que termina por ser mucho más placentera cuando nos la imaginamos que cuando realmente la ponemos en práctica. Eso no quita para que sea, junto a Resident Evil 7 y Farpoint, el juego que nos acompañe horas y horas junto a nuestras PSVR.

Es Skyrim en todo su esplendor. Usar el arco o lanzar hechizos es una pasada.

El apartado gráfico. Solo recomendado para los que tienen un estómago de acero.

La obra de Bethesda se afea en lo gráfico y se limita en lo jugable para que podamos disfrutar la experiencia de la realidad virtual.

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The Elder Scrolls V Skyrim VR